Y te preguntas: ¿ya está? ¿En eso quedó todo? ¿Quedó olvidado ese paquete de ositos en la cocina? ¿En que punto de su memoria se encontrarán los desayunos en la terraza? ¿Y los días de lluvia y frío tirados en el sofá con la gata, una peli y acurrucados en una manta? ¿Dónde quedan las conversaciones de antes de dormir? ¿Dónde se encuentran los planes de futuro como una casita con huerto y una ducha de obra? ¿Y la promesa de nunca abandonarnos? ¿A dónde va la esperanza cuando se marcha? ¿Dónde se escondieron los sueños que inventamos juntos? ¿Dónde las tantas palabras?
Y lo que creía se desvaneció. Como si hubiéramos construido nuestra vida mediante cartas de naipes y al primer vendaval lo hubiera derrumbado todo. Como si lo que fué no hubiese sido real, sólo un espejismo de nuestras almas pérdidas.
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